¡Y DALE!

Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights)

Los Jóvenes Caníbales (All the Fine Young Cannibals)

Esplendor en la Hierba  (Splendour in the Grass)

Propiedad Condenada (This Property is Condemned)

Washington Square (al menos un título que hubo que traducir al ser un lugar propio)

Estas son las historias que marcaron mi magín sobre el amor y lo que perdura de él. Historias de emociones que no mueren jamás debido a su carácter intrínseco.  Emociones que se funden en al ADN en reacción al perfume combinado con la chispa exhalada por el objeto de pasión. 

Me dice que sí creo haberlo pasado mal que él también sufrió cuando salía con mi sustituta, que ella le devastó.  No me consuela porque quisiera haber sido yo quien le había importado tanto como para hacerle sufrir.  Ojalá poseyera el poder de Heathcliff para suscitar en él un hondo pesar por lo que quemó.  Tal vez si tuviera el magnetismo de Bixby mi Salome se arrepentiría a diario por lo que desechó cuando especulaba con cosas y estatus por encima de la alegría.  Pero no, en esta historia me toca el papel de la infortunada Alva, que tanto quiso cambiar sus circunstancias sólo para que cada uno de su entorno le pusiera trabas al no concordar con sus intereses.

Durante años quise pensar que podría haber sido manipulado o traicionado por malos consejos pero por lo que me dice ahora ¿he de entender que me hizo el desplante por mi propio bien?  Me viene a la mente como me dijo – cuando aún tenía ilusión – que si me creía que éramos Antonio y Melanie.  Allí mismo debí darme cuenta de la inutilidad de sentir algo por alguien que me encasillaba en caricaturas de prensa rosa.  En un susurro pequeño y ronco ahora me pregunta por qué no me volví allá si podría tener una vida fácil.  No sé quién le diría que la vida es fácil en algún lugar lejano – supongo que como el país de nunca jamás.  Es lo que es y las luchas que tuve en mí ciudad serían quizás de otro color pero no mayores dado el cambio de rumbo que quise dar.  Que pensó que me iría de mi propio país al encontrarme sin novio en el lugar donde luché para llegar durante diez años…  ya que mi familia pensaba que volver a España era dar un paso atrás.  No obstante me siguieron a casa en cuanto llegó su jubilación y así sus protestas desvanecieron en el momento que volvieron a andar por las calles de Madrid.  De todos modos, será un cliché pero no por eso incierto, que no se sabe lo que sufre otra persona sin vivir su misma situación.

Por eso mismo sé que no se puede saber nunca lo que uno piensa si no te lo dice y aun así dudo de lo que me dice.  Me pregunta ahora en esa misma voz de niño que pide algo que mucho desea pero casi ni se atreve a pedir, que si de veras quería estar en Madrid porqué me fui.  Supongo que no habrá visto las noticias de los últimos años pues fuimos 550mil o más los que tuvimos que marcharnos para no morir de asco y hambre o dependiendo para toda la vida de nuestros padres.  Se me ocurre que puede haber pensado que me fuí al enterarme de los detalles de su vida; cosa que evité pues era más fácil respirar si no me lo encontraba.  Por eso dejé de ir por los lugares posiblemente compartidos y ahora me entero que él tampoco los frecuentaba, aunque no sé si por un motivo similar.  Al mencionar uno con quién me encontré alguna vez veo en su cara un dolor que no entiendo ya que la lógica me dice que la única forma de encajarlo es creyendo que no me quiere imaginar siquiera tomando una copa con otro.  Él que me dejó a mí y siguió su vida con una lista por lo visto extensa de mujeres que creería en sus momentos eran su solución.

Pero ahora me deja planchada cuando de repente lanza una cadena hecha por eslabones de “fui jilipollas”;  terminado con un colgante de que me esperó hasta los 31 años.  Estremecida porque me dejó el a mí y no al revés, y siempre supo donde vivía y cómo contactarme si me hubiese querido encontrar pero sólo me buscaba cuando estaba con otras.  No me vino estando libre por mucho que proteste que acabaran de compañera de piso.  Ahora también esta con otra aunque por mucho que le preguntara sobre su vida familiar no la haya mencionado ni nombrado ni siquiera aludido a su posible existencia.  En todas las comunicaciones habla como un soltero.  Ninguno de mis amigos ni mis compañeros casados (que son casi todos ellos) son capaces de hablar de su vida en familia sin hacerlo en plural o halagar su media naranja.  Aun los divorciados hablan de la madre de sus hijos pero este sólo reacciona cuando le pido me enseñe su foto de familia.  Entonces quita algo de la cartera para que no lo vea, antes de pasármela con sus cuadritos de fotomatón metidos debajo de una rejilla.  ¿Habrá sacado la foto de boda?  ¿Con qué fin?  

Mejor no especular ya, pues termina volviendo a esconderse en las monomanías justo antes de proponer que sea una amiguita para charlas.  Aunque nunca fui antes su amiga se ve que los años le han descerebrado si cree que podría hacerlo.  Supongo que esto es fruto de la idea de que yo soy “buena persona”.  No es la primera vez que me digan eso de buena persona.  Repatea que me llamen buena persona porque parece ser el antecedente necesario para que se sientan libres de pisotear la esencia de una. 

No sé porqué lo habré hecho otra vez.  Bueno; sí lo sé.  Me decía que quería hablar de lo que no habíamos hablado.  No soy masoquista para nada.  Supongo que la lluvia de mensajitos me convenció que se quería sincerar o de veras tenía algo que me quería comunicar.  Ya veis que la conversación no fue nada clara así que tampoco lo sabré nunca a ciencia cierta.  Habiendo pasado una semana con el teléfono en silencio ya al menos puedo pensar.  Menos mal pues algunas amigas mías se han divorciado por menos y no quiero ser yo la excusa sino he de ser la razón.

Me preguntas por qué no tuve hijos

Me preguntas por qué no tuve hijos; a mi edad que necesariamente habrás calculado que ya no es una posibilidad. Ahí la pregunta soltada de talente impensado pero obviamente calculado. Después de veinte años no creo que quieras saberlo de verdad y quisiera aprovechar los minutos ya que seguramente serán veinte años más antes de que te vuelva a ver. Largo una excusa endeble y asientas, confirmando que este encuentro ha sido un error. No sé porqué me habré torturado de esta manera y empiezo a contar atrás los minutos que faltan para que te vayas.

Porque fuiste capaz de dejarme llorando desplomada en la acera de recoletos a las dos de la tarde un día soleado mientras pasaban los turistas para entrar en el Prado. Porque al volver al trabajo después de cotillear lo suyo me mandaron a casa y en el autobús de vuelta fui el espectáculo del día para las marujas volviendo de la compra. Porque el vacío que sentí cuando semanas más tarde dejé de llorar – porque vino mi padre para sacarme de la cama y me obligó a acompañarle a todos lados pues temía dejarme sola – era tal que nunca más logré llenarlo con nada. Porque después de meses cuando empezaba a parecer una persona normal e iba y venía sin vigilancia volviste para echar sal en la llaga. Estando dentro de mí hundiste en mi corazón una navaja de hielo preguntándome si fingía. Y con eso supe que no merecía la pena buscar ni querer nada pues si al que le había entregado todo lo que era lo apreciara o entendiera tan poco para qué volver a intentarlo. Para remate pasado unos años me buscaste para tratarme como manceba cuando te cansabas de la mujer por la que me dejaste, pero al menos ese día tuve la cordura de no dejarte hacer. Porque tú elegiste compartir tu vida con otra persona y compartir los años con alguien ajena a cualquier cosa yo te hubiese ofrecido.

Porque no volví a encontrarle atractivo en nadie mas más allá de lo físico y después de un tiempo eso también dejé de encontrarlo pues sus mentes no me decían en absoluto nada. Me cansaba descubrir sus ideologías podridas y tener que despejar repetidamente todos los prejuicios típicos de estrechez de miras. No es que no confiara, sino me di cuenta que no quisiera contarles nada. No me trataban con tu mezquindad pero no valían el esfuerzo. Y así me quedé sola ni siquiera en Madrid sino en un país completamente extranjero muriéndome de hambre y trabajando una media de ochenta horas semanales para llegar al fin de mes y entonces ya; aunque hubiera vuelto a tener interés no habría sido jamás posible. Cuando los británicos me preguntan cómo es posible que una persona como yo nunca se haya casado les digo que fui dejada en el mismísimo altar con 25 años y con eso se callan; pues en su cultura es inimaginable tal crueldad hasta el punto que lo consideran algo de películas que no pasa en la vida real.

Y pasan cincuenta minutos y para despedirnos me abrazas pero perfectamente sé que nunca me quisiste y poco te importé ya que pasaste el rato soltándome comentarios que revelaron no me habías escuchado nunca. Uno de muchos que nunca destrabó las monomanías, por lo que no me arrepiento de ahorrarme la explicación pues no la habrías oído.