Lo que no sabía

Cuando mi marido me dejó había algo que los dos no sabíamos y que él aún no sabe y es que yo tampoco lo sabía en ese momento. Y es que hasta hoy jamás se lo he contado a nadie pero después de tres meses de empujones y golpes la bestia de mi corazón ha escapado de su jaula y se quita la mordaza.

Claro es que no me dejó de golpe sino que regresó algunas veces antes de decidir definitivamente que no me quería. El caso es que ya después de una de sus visitas se me habían cruzado los cables pensando que quería volver pero cuando pasé por la casa de sus padres no dio la cara y me hicieron saber que no debía reincidir. Me había dejado preñada, de lo que yo misma no me enteré hasta el día en que lo perdí, por lo visto impulsado por una enfermedad venérea que me pegó la última vez que me visitó. Quizás no fuera eso, sino simplemente la mala salud en general de una que no comía y no dormía pues estaba enloquecida por el desgarro. Pero aun sabiendo que por la cronología se había acostado con otra entremedias sentí la obligación de avisar para que no la siguiera pegando por allí. No le quisieron poner al teléfono y con tanta hostilidad me di por enterada ya que no, no me quería y no me aguantaban. Y ese invierno dejada de la mano de dios me hubiera muerto en la cama porque la desgana dejó que una faringitis se complicara. Si no fuera por un vecino fisgón que entró con una llave que le dieron mis padres para que me vigilara, ese vecino al que yo odiaba porque me había advertido pero no le quise hacer caso, habría estado en paz.

Pero el hecho es cuando lo perdí y el médico explicó lo que había perdido me di cuenta de otra cosa. El verano anterior después de semanas de nauseas mi marido me había obligado a beber un brebaje nefasto para que me bajara la regla diciendo que lo que me sentía mal era el retraso. Yo no me había enterado entonces, no hice las sumas y nunca habría cruzado por mi mente lo que hacía. En el momento me había parecido que su comportamiento era absurdo.  Me cogió los pelos y hecho atrás mi cabeza para que bebiera algo que entendía era para quitarme el dolor de estómago.  Mi padre era médico y tal era el descrédito a las medicinas alternativas que no se me ocurrió que un té fuera capaz de lo que era hasta que eché la vista atrás.  O no lo quise creer porque cuando me salió un coagulo inmenso él dijo “eso es que está completo” y nunca se volvió a hablar. Recuerdo mirarle con la cara de confusión sin entender y que se dio la vuelta. Sería de pocas semanas pero se ve que él llevaba el calendario mejor que yo. Fue cuando me pasó la segunda vez que me enteré por completo de lo que me había pasado la primera.

Y aun así yo le quería porque yo sí que creía siempre que era en el fondo una persona buena pero que cometía errores y estupideces porque los seres humanos son complejos. Y un día de estrella fugaz que me lo encontré no le conté nada porque si lo hiciera pensaría que le hacía chantaje emocional. Y otro año que volvió a rondarme no se lo conté porque quería que me eligiera a mí y que no distorsionara su juicio cualquier sensación de lástima.  El caso es que él no quiso nunca que yo fuera ni la madre de sus hijos ni nada suyo. Pero para mí él era el único contemplable para muchas cosas. ¿Y ahora después de tanto tiempo para qué contarlo? Porque para mí como si hubiera sido ayer ya que jamás lo supo nadie más que algún ginecólogo y para no sufrirlo lo enterré a mucha profundidad. Puede que me impactan las hormonas de la edad no lo sé. A lo mejor precisamente porque al ver las fotos de los que no quiso que yo tuviera; pienso que es hora de resolver. A lo mejor porque no creo justo que se me acuse siempre de hipersensibilidad o de reacciones desmesuradas ya que la gente no sabe lo que hay por detrás. A lo mejor porque dice que ha logrado esa felicidad que no quiso conmigo.  Me recalca que para ellos siente algo que para mí jamás y aunque quisiera arrancar cualquier sentimiento positivo no es posible porque al sentir una parte lo siento todo y desborda tanto lo bueno como lo malo.  Un lazo fuerte del que renegó.